top of page
Buscar
clusteragsmx

"La Agonía del Espejo: Demi Moore, la Violencia del Espectáculo y la Crítica al Star System en The Substance, la Desintegración y Desdén"

Texto de Neto Ruvalcaba




The Substance, dirigida por Coralie Fargeat, es una película que abraza la violencia tanto en su contenido como en su forma y que simplemente nos la escupe o de alguna manera nos grita una realidad innegable. Se trata de una obra provocadora y estilísticamente agresiva que no solo pone al espectador en una posición incómoda, sino que lo hace intencionalmente, utilizando su lenguaje visual y sonoro para transmitir una crítica feroz al machismo, al star system y a los estándares de belleza que sofocan a las mujeres en la industria cinematográfica. Podemos comenzar analizando algo recurrente en la película, desde el inicio que vemos a un personaje comiendo al parecer insaciablemente, la gula emerge como un tema central, no solo en términos literales, sino también como una poderosa metáfora de los deseos insaciables que guían a los personajes y la trama. La recurrencia de escenas que muestran el acto de comer vorazmente resalta una forma de gula que va más allá del simple exceso alimentario, relacionándola con la ambición desmedida, la soberbia y el apetito incontrolable por el poder y la juventud.


El acto de comer, representado de manera casi grotesca y visceral, se convierte en una expresión del vacío emocional y existencial que define a los personajes. Para ella, la gula refleja no solo un deseo de consumir alimentos, sino de aferrarse a la juventud y el estatus que lentamente se escapan. Comer en exceso, de forma insaciable, se convierte en una extensión de la búsqueda desesperada por retener lo que el tiempo, el sistema y estanadares sociales inevitablemente arrebatan. Este pecado capital, entonces, está ligado directamente a la ambición de seguir siendo relevante y admirada, aunque el sistema la empuje hacia la invisibilidad.


En el contexto de la película, la gula no es simplemente un deseo de más, sino una manifestación física de la soberbia. Los personajes, al entregarse a sus deseos incontrolables, buscan satisfacer no solo sus cuerpos, sino también sus egos. Esta combinación de gula y soberbia sugiere una profunda insatisfacción interna, una necesidad insaciable de validación que nunca puede ser completamente satisfecha. El apetito insaciable y la lucha por conservar un estatus que lleva a consumir todo a al alrededor, ya sea en términos metafóricos (juventud, belleza, relevancia) o físicos (los excesos).



Uno de los aspectos más destacados de la película es la actuación de Demi Moore, quien interpreta a Elisabeth Sparkle, quien parece haber sido destinada a este papel. Moore, una de las figuras más icónicas del cine de los años 90, es aquí el centro de un relato que casi podría señalar que refleja su propia trayectoria en Hollywood. En su juventud, Moore fue vista como un símbolo de deseo y belleza en pantalla, pero con el paso de los años, su presencia en el cine ha disminuido, dejando en evidencia el trato de la industria hacia las mujeres que envejecen. La película juega con esta realidad, haciendo que su personaje funcione como un espejo del star system que tanto la celebró como la descartó. Su actuación es cruda y real, cargada de una desesperanza que sugiere un profundo entendimiento de la brutalidad de la industria que alguna vez la adoró. El personaje juega una lucha constante con su propio ego con repulsión hacia si misma que claramente esta violenta repulsión y odio hacia su envejecimiento inevitable esta infundado por el sistema que se ha encargado de olvidarla fríamente sin humanidad. Por otro lado, tenemos otro gran pilar de la película: la actuación de Margaret Qualley, quien interpreta a Sue, una versión más joven de Elisabeth. En este personaje se manifiesta una lucha interna, similar al conflicto entre el Dr. Jekyll y Mr. Hyde, llevándonos a un dilema profundo. Sue es una metáfora de la batalla entre aceptar el paso de los años y el envejecimiento, o negarlos, como lo impone el sistema, aferrándose a la juventud. Sue representa el ideal proyectado de Elisabeth, una estrella de 50 años que desea volver a tener la juventud y la gloria en su pasado. Se convierte en un contraste marcado de frescura e inocencia, pero al mismo tiempo es vulnerable ante el deseo insistente de ser siempre joven, lo que la convierte en un peligro latente y una amenaza de deseo o apetito insaciable.



La violencia visual y el montaje agresivo son piezas clave en el discurso de The Substance. Fargeat no teme confrontar al espectador, usando imágenes explícitas y un montaje cortante para crear una atmósfera opresiva. Este montaje violento se combina con un diseño sonoro profundamente enfocado en los pequeños detalles: los sonidos de una persona masticando, el aliento entrecortado, los crujidos que normalmente pasarían desapercibidos, pero que aquí se amplifican para crear una sensación y atmosfera de incomodidad. Estos sonidos intrusivos refuerzan la agresión del mundo que la película expone: un espacio en el que las mujeres están constantemente sometidas a un acoso sistemático y a una violencia simbólica que se manifiesta en todos los aspectos de sus vidas, desde su vida personal cotidiana y lo íntimo hasta lo profesional.


La película lleva esta sensación de asfixia al extremo, reflejando no solo el acoso que sufren las mujeres en un mundo patriarcal, sino también la agresividad de la industria cinematográfica y televisiva hacia ellas. En este sentido, Fargeat ofrece una crítica mordaz hacia los estándares de belleza impuestos a las mujeres, particularmente la obsesión con la juventud. La vejez, en el universo de The Substance, es una sentencia impuesta exclusivamente a las mujeres, quienes son descartadas cuando ya no encajan en los estrechos márgenes de la estética dominante. En este aspecto, la película se convierte en una denuncia contra un sistema que, con una brutalidad casi palpable, despoja a las mujeres de su valor una vez que su juventud ha pasado.


Las referencias cinematográficas en The Substance son claras y deliberadas. Las actuaciones, exageradas y casi caricaturescas en ciertos momentos, recuerdan el tono satírico y desquiciado de Natural Born Killers (1994) de Oliver Stone, donde la violencia estilizada actúa como comentario sobre la cultura de masas. En The Substance, estas actuaciones hiperbólicas refuerzan la naturaleza deformada de la realidad que representa, una sociedad obsesionada con el espectáculo y la apariencia superficial. Asimismo, la influencia de David Cronenberg es palpable en la obsesión de Fargeat con los cuerpos y la carne. Fargeat utiliza el cuerpo femenino como un espacio de transformación, sufrimiento y dolor, subrayando el impacto físico de los ideales de belleza impuestos por la cultura y la industria del entretenimiento.


Por otro lado, el control de Fargeat en algunos aspectos de diseño de producción y fotografía remite a la frialdad clínica de Stanley Kubrick. Los encuadres precisos y calculados en The Substance evocan la forma en que Kubrick retrataba la alienación humana, especialmente en películas como A Clockwork Orange (1971) una humanidad sistematicamente violenta y The Shining (1980) la alfombra de un pasillo o los baños públicos donde se desarrolla gran parte de la historia o parte importante. La cámara de Fargeat, como la de Kubrick, parece observar con desapego, resaltando la deshumanización de sus personajes.


En resumen, The Substance es una obra que lleva al espectador al límite de la incomodidad, utilizando su estilo visual con colores chillones o vibrantes y sonoro con sonidos incómodos envolviendo al espectador en una atmosfera para crear la crítica profunda y violenta de un sistema que explota y desecha a las mujeres fríamente sin humanidad ni empatía alguna. Demi Moore ofrece una actuación magistral y excelsa que encapsula la paradoja de una actriz que fue celebrada en su juventud pero que hoy, al igual que su personaje, lucha por mantener relevancia en un entorno cruel y despiadado. La película, con sus referencias cinematográficas y su lenguaje violento, es una denuncia feroz contra un sistema que ha sido históricamente violento hacia las mujeres, tanto en la ficción como en la realidad.


Titulo original: The Substance

Año: 2024

País: Reino Unido

Idioma: Inglés

Duración: 140 minutos

Dirección: Coralie Fargeat

Producción: Coralie Fargeat, Tim Bevan, Eric Fellner

Guion: Coralie Fargeat

Música: Raffertie

Fotografía: Benjamin Kracun

Montaje: Jerome Eltabet

Protagonistas: Demi Moore, Margaret Qualley, Dennis Quaid


18 visualizaciones0 comentarios

Comments


Publicar: Blog2_Post
bottom of page