Texto escrito por: Diego Chávez Mendoza
El juicio de los 7 de Chicago es un drama político repleto de actores de renombre, basado en una historia real, escrito y dirigido por Aaron Sorkin. Retrata el juicio de 8 activistas, arrestados por oponerse a la guerra de Vietnam, y el juicio que siguió. Aunque la intención de la película es noble, algo se pierde en la ejecución.
Los personajes que deben de agradar son actores agradables, y la misma dinámica va para los malos: son o desagradables o desconocidos (el abogado acusador, Joseph Gordon-Levitt, y la agente infiltrada, disfrutan de un momento de redención). Y del lado de los buenos y de los malos, más que interpretar a personas, interpretan a la primera impresión que dan las personas en las que se basan. Uno puede adivinar su actitud desde que ve su vestimenta.
El dialogo parece ser la conversación que tuvo Sorkin en su cabeza al examinar la situación, con una fascinación estrictamente intelectual. Tal vez por eso, los dos personajes que resaltan son aquellos con mayor intelecto: Abbie Hoffman y Thomas Hayden, interpretados talentosamente por Sacha Baron Cohen y Eddie Redmayne, respectivamente.
Entre ellos está el conflicto secundario, sus distintos métodos para una misma meta. Aprenden el uno del otro y esto desemboca en el poderoso testimonio de Hoffman y la primera desafianza de Hayden, el clímax y el final de la película, respectivamente. Bien pudo haber sido el único arco de la película. Aunque la deliberación durante el juicio tiene tensión y sorpresas, no tiene crecimiento ni sustancia.
Y sin embargo, funciona como una experiencia cinemática. Te mete a este juicio y no te suelta hasta que acaba. La trama entra y sale de la corte en los momentos exactos y nunca se estanca. Una garantía de esta película es que entretiene; es menos probable que eduque.
Es claro su mensaje; estar en contra de acciones del gobierno no es estar en contra de tu país, y todo ciudadano debe tener el derecho a protestar y debe ejercer ese derecho cuando lo considere necesario, aunque la injusticia no le afecte personalmente. Al menos, eso dice su publicidad. Y en su escena más mordaz, muestra como miembros de la clase privilegiada disfrutan de una cena mientras hay protestantes afuera de la ventana. En la película, se rompe el vidrio, pero la propia película no se atreve.
Porque brevemente invita a hacer el bien, aun cuando no convenga (esa es la motivación de los siete al protestar), y al mismo tiempo, deja eso de lado por completo al establecer el conflicto central: el juicio, donde el dilema moral es mucho más simple (permitir la libertad de expresión). Y aunque mucha gente esta en desacuerdo con los ideales liberales de los protagonistas, pocos tienen el poder para efectivamente censurarlos, como en el caso del juez. Y él se vuelve el indiscutible villano de la película.
Se tienta una crítica societal y se conforma con una crítica gubernamental, para después ser todavía más particular. Cuando la película decide enfocarse en un juez malvado y no lo suficiente en todos los cómplices en el gobierno que permiten que haya jueces así, el problema parece ser el juez y no el sistema. La audiencia no va a salir de la película pensando ‘ese juez es representativo de un sistema injusto que actúa así debido a mi indiferencia’, va a pensar ‘que hijo de puta era ese juez’. Y seguirá la indiferencia.
Uno de los personajes escribe los nombres de los soldados caídos en Vietnam, porque “con todo lo que nos sucede, es difícil recordar de quien se trata esto”, y la película definitivamente lo olvida. Muestra la triste realidad que sucede, hoy en día como en los sesentas, cuando se protesta. Pero se pierde en el dramatismo de un juicio que bien pudo ser el epilogo del autentico conflicto. La lucha de los acusados no era su libertad, y todavía durante el juicio pudieron expresarse. La lucha era por lo que protestaban en el primer lugar, y sería mucho mas relevante a la situación política actual retratar eso que reflexionar sobre la libertad de expresión.
FICHA TÉCNICA
Titulo original: The Trial of the Chicago 7
Año: 2020
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Duración: 129 minutos.
Dirección: Aaron Sorkin
Producción: Marc E. Platt, Stuart M. Besser y Matt Jackson
Guión: Aaron Sorkin
Música: Daniel Pemberton
Fotografía: Phedon Papamichael
Montaje: Alan Baumgarten
Protagonistas: Yahya Abdul-Mateen II, Sacha Baron Cohen, Joseph Gordon-Levitt, Michael Keaton, Frank Langella, John Carroll Lynch, Eddie Redmayne Y Mark Rylance
Equipo editorial: Verónica Marín y Abel Amador
Comentarios